¿Qué ventajas tiene?
Es mucho menos agresiva que la cirugía convencional y por ello mucho menos dolorosa y con una más rápida recuperación.
Al utilizar una óptica tan pequeña, la visión articular es óptima y ampliada, nítida y con menos sangrado, y se puede acceder a zonas articulares que de otra forma sería imposible.
Permite un diagnóstico preciso de lesiones, que muchas veces no aparecen ni incluso en la resonancia magnética.
Se puede asociar a una cirugía abierta convencional si hiciera falta